top of page

Mirar lo de fuera para ver lo de dentro


Ilustración por Carlos Guevara





“Observa de nuevo ese punto. Eso es aquí. Eso es el hogar. Eso es nosotros. En él todos los que has amado, todos los que conoces, todos sobre los que has escuchado, todo ser humano que alguna vez fue, vivieron su vida”

Carl Sagan



Es con esas palabras que el conocido astrónomo comenzó su discurso sobre el pálido punto azul. Este último no era nada más que el planeta Tierra visto como un punto tenue, capturado desde el lente de la sonda Voyager 1, a más de 6 billones de kilómetros de distancia. Viéndonos desde esa perspectiva, es evidente que, estamos lejos de ser los amos del Universo; y que más bien somos tan solo una pequeña parte de él. Al darnos cuenta de que estamos flotando sobre una roca, en un rincón apartado de una galaxia promedio; y que existe un cosmos vasto e inexplorado más allá de nosotros, nos puede ayudar a mirar el mundo y lo que nos rodea desde distintos ojos.


No recuerdo que edad tenía la primera vez que vi el cielo nocturno plagado de estrellas, pero lo que si recuerdo es que quedé fascinado por lo que estaba pasando encima mío. Estaba despejado y las luces parpadeaban. Para cualquier otra persona debió haber sido una noche más entre otras, pero para mí fue el día que descubrí que existe algo maravilloso sobre nuestras cabezas. Después de eso me adentré en el tema por completo y empecé a investigar con las herramientas que tenía a mi alcance, como enciclopedias o la ya extinta Encarta. Ahí fui entendiendo de a poco varias de las cosas que antes no tenían sentido, y lo más interesante de todo, es que a medida que respondía una pregunta, de esas surgían muchas otras más; y de esa manera parecía que por más que leyera, siempre habría algo nuevo por descubrir.


El tiempo siguió pasando y un día me fui a acampar con mis amigos al cráter de un volcán dormido. Allí ya conocía más a fondo las luces, y sabía, por ejemplo, ubicar constelaciones como Orión -que es una de las más reconocibles por su forma-, o diferenciar cuál era una estrella y cuál era un planeta. De nuevo quedé conmovido, pues aparte del espectáculo que acontecía -aquella noche era lluvia de estrellas-, recordé una historia sobre ellas y nosotros.





Al estar los astros a millones de kilómetros de distancia, y al viajar la luz a través del espacio con una velocidad finita, lo que está en el cielo no es lo que realmente está pasando. La luz emitida por las estrellas se demora mucho tiempo en llegar hasta nosotros, y así lo que vemos son cuerpos celestes que ya mutaron a una nueva forma o que son cadáveres remanentes. Es de alguna manera como viajar en el tiempo, pues esa luz se emitió hace quién sabe cuántos años, y recién la podemos ver ahora. O al revés, en este preciso instante puede estar comenzando una supernova, y como está tan lejos, su luz llegará a los habitantes de la tierra del futuro.


Este tipo de revelaciones producía conmociones profundas dentro de mi. ¿Cómo es que algo existe en lugar de nada? Me preguntaba parafraseando a Leibniz. Realmente el misterio de como todo surgió, y sobre todo, de cómo un ente consciente puede reflexionar sobre eso, era algo en lo que no dejaba de pensar. Una noche, saliendo de la universidad, me encontré con un pequeño grupo en el observatorio astronómico y decidí subir a ver que sucedía. Cuando entré saludando tímidamente, el grupo me contó que estaban realizando observaciones, y que esa noche se podría ver a Saturno. Armamos los telescopios y uno por uno se fueron acercando los estudiantes, escuchándose cada vez más fuerte los sonidos de admiración conforme cada uno pasaba por el observador. Cuando finalmente fue mi turno, viví uno de los momentos más dulces de mi vida.



Mi ojo se acercó despacio y al principio no distinguía nada, pues el mínimo movimiento al telescopio lo desacomodaba, pero después de un pequeño rato buscando, al fin encontré aquello por lo que todos reían y sus ojos brillaban. Una esfera blanca con un anillo pegado a ella se asomó en la mitad del lente. Era como uno de esos dibujos hecho por un niño en una cartulina negra con un crayón blanco. No podía creer lo que estaba pasando. Las imágenes que siempre vi de Saturno eran de un tamaño imponente, y de su anillo tan grande como el cielo mismo. Sin embargo, en ese momento, era casi del mismo tamaño que mi pupila.


Salí del observatorio con el mismo sentimiento que cuando uno se baja de una montaña rusa. Todo dentro de mi estaba dado vueltas, y me costó algunos minutos volver a mí mismo. ¿Cómo es que estos planetas existen y yo estoy parado sobre uno de ellos? Sentía casi como si en cualquier momento hubiera salido volando a quién sabe dónde. Y así es como me siento cada vez que miro hacia arriba, o simplemente cuando recuerdo o pienso, que nosotros somos una parte diminuta comprendida dentro de este valle, y que a la vez diminutas partes están comprendidas dentro de nosotros.


Entonces, ¿por qué no mirar al mundo en el que ya estamos con el mismo asombro con el que vemos a aquellos que están lejos? ¿Por qué no maravillarnos de los colores, las flores, el ocaso, y los amaneceres de nuestra Tierra? Y más importante, ¿por qué no cuidar al otro, si sabemos que ambos somos perecederos?


El ser humano es un animal complejo, y por más teorías políticas, filosóficas, biológicas, psicológicas, económicas, u de cualquier otra índole que existan, jamás tendremos una respuesta certera de porqué este se comporta de una u otra manera. Así, a la luz de que somos un punto, habitando otro punto (planeta Tierra), dentro de un conjunto más grande de puntos (Vía Láctea); donde cada mañana que el sol acaricia nuestro cuerpo, es como haber tirado un par de dados y haber sacado la combinación correcta, podamos entender que mis huesos son absolutamente únicos, y a su vez están compuestos de los mismo que los tuyos.




 
 
 

Comentários


Universidad San Francisco de Quito
T: (+593) 2 297-1700 ext. 1927
Correo: campuslife@usfq.edu.ec
Diego de Robles y Vía Interoceánica, Quito, Ecuador

  • CampuslifeUSFQ
  • Dragon's Bag USFQ
  • Dragon's Bag USFQ

Gracias por suscribirte!

© 2021 por Dragon's Bag - Learning Center USFQ

El Learning Center USFQ (LC) no garantiza la compleción de la información, textos, gráficos, links y otros ítems contenidos en esta página web. LC no garantiza los resultados que se busquen obtener con la información presentada en esta página. LC no se responsabiliza por ninguna acción tomada de acuerdo con la información contenida en este sitio.

bottom of page